ANTICONCEPTIVOS EN EL MEDIEVO.
La idea de poder planificar la descendencia propia ha
preocupado a los seres humanos desde el principio de los tiempos. Pero como
renegar de los gozos amatorios. En la
edad media los rumores y la ciencia
se mezclaban.
Los hombres practicaban la acción, reacción, es decir por una parte daban rienda suelta a
sus instintos más primarios (acción), y después partían para otros menesteres (reacción)
. Por eso eran las mujeres las
encargadas de pensar en los anticonceptivos.
Si la doncella tenia suerte y su amante era un hombre
experto podía sacrificarse y realizar el Coitus
interruptus, incluso
alguno tenía a mano, preservativos, hechos con vejiga de cabra. Estaba
claro para el sexo femenino que lo mejor
era que ellas se encargaran del proceso.
No se crean que en la época no conocían como era la concepción.
El francés Henri de Mondeville (medico de Luis X de
Francia) escribió. “Para engendrar un
hijo es necesario una relación sexual gozosa
completada por la unión del germen masculino, introducido en la matriz femenina. Después el útero se cierra de tal forma que
ni siquiera podría entrar una aguja”.
De esta forma era
corriente en la época, que las mujeres se introdujeran esponjas (de algodón o
lana), para retener el semen . Otro método heredado de Aristóteles era untar la vagina con aceite de oliva.
Otra recomendación que se puso de moda era mover las caderas
cuando el hombre estaba realizando el acto, supuestamente el esperma se perdía
en su camino al útero.
Sorano de Efeso en su obra Gynecia había recomendado que en el momento en que el hombre tenía
el orgasmo, la mujer debía retirarse hacia atrás después encorvarse y estornudar, para así
expulsar el semen. Pronto se derivo a echar
pimienta en la vagina para reforzar el método.
Había mujeres que no usaban métodos tan científicos y preferían
los amuletos. Como colgarse en el cuello
el hueso del lado derecho de un gato negro.
Aunque algunas decían que el mas eficaz era el amuleto de cera de
mulo(al ser estéril el animal algo se tenía que pegar).
También se usaban brebajes a base de azafrán goma arabia y alumbre liquido, y frotaciones con lociones
de ratas muertas y sangre de garrapata.
Se creía que comer carne de
golondrina tras la menstruación impedía quedarse embarazada por lo menos
en un año, y que colocar sangre y testículos de un gallo debajo de la almohada
de un hombre le hacía perder deseo sexual.
Con estas curiosas prácticas no era raro, que miles de
mujeres quedaran embarazadas. El aborto , estaba prohibido y su práctica
perseguida con rigurosas penas, tanto a la que quería practicarlo como a la
persona que le ayudara.
Tanto el vaciado del útero , como los brebajes de cicuta, manzanilla y
ciclamino se usaban de forma usual. También la sabiduría popular decía que dar siete saltos hacia atrás podía poner fin al embarazo...
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Fuentes.
La aventura de la historia. N4
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